El día 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer y el 25 de septiembre se celebra el Día Mundial del Farmacéutico. Y, seguramente, no será casualidad que estén tan cerca ambos reconocimientos. Este año, el lema elegido por la Federación Farmacéutica Internacional (FIP) ha sido “Fortaleciendo los sistemas sanitarios con los farmacéuticos”, y de ese modo, los farmacéuticos han querido destacar todo el potencial para ofrecer y fortalecer las capacidades asistenciales de los sistemas sanitarios de todo el mundo con su actuación profesional.
Ya sabemos que las terapias no farmacológicas son la base de nuestra actividad en las Afas, pero las terapias farmacológicas tienen un papel fundamental en el desarrollo de la enfermedad, y por tanto indispensables para controlar ciertos síntomas de la misma.
Así como el asociacionismo de las AFAS es muy importante, en Federaciones, Confederaciones y otras agrupaciones internacionales, de cara a compartir información y a ser referencia para las administraciones públicas en el diseño de sus políticas sanitarias y de inversión, también los farmacéuticos disponen de fórmulas asociativas que les sirven para interaccionar entre todos los profesionales de la farmacología.
Este año, acudimos a a la Jornada “Vuelven los diálogos”, acto organizado por el Muy Ilustre Colegio de Farmacéuticos de Valencia (MICOF), consistiendo en tres coloquios muy interesantes realizados entre pacientes, representantes de Salud Pública, de la farmacia hospitalaria, de la farmacia comunitaria, de la industria farmacéutica y de la industria de su distribución. Allí, se puso de manifiesto la necesidad de colaboración entre todos ellos, para una mejor salud global de la población.
Las farmacias son un punto de asistencia cercano al ciudadano, donde se comparten muchos momentos delicados y que, al estar atendidos por personal muy especializado en materia sanitaria, debería servirnos para fomentar la colaboración entre todos y poder detectar casos de la enfermedad de Alzheimer en sus fases más iniciales.
Es cierto que la protección de datos especialmente sensibles, como son los de salud, hace difícil dar a conocer esas sospechas a otras personas distintas del enfermo.
Y aquí es donde debería abrirse una ventana para la comunicación y colaboración de las farmacias con los servicios de atención primaria de su zona.
Esto es un nuevo reto que debería plantearse a la administración sanitaria, y que supondría una especie de actuación “de oficio” que sería un hito importante en la forma de afrontar la salud global de toda la ciudadanía.
Ahí lo dejo.
Yolanda Lidón
Secretaria de FEVAFA
